1. ¿Es la patafísica la ciencia de todo y
de nada? ¿Hay algo en esta vida que no sea patafísico? (En realidad la unión de
opuestos que plantea tiene mucho que ver con el zen y el psicoanálisis)
La
‘patafísica es la substancia misma del mundo: no puede haber nada fuera de ella.
Atendamos por un segundo a su etimología: del griego “epí (metá ta physiká)”,
significa “lo que se sobreañade a la metafísica”. ¿Qué podría escapar a esta
Ciencia, que se extiende más allá de lo que trasciende la propia experiencia?
2. En una entrevista concedida a ‘Eñe’,
Cippollini dijo que no hay nada más patafísico que la actualidad. ¿Estáis de
acuerdo?
Cippollini no
es el primero en hacer una afirmación semejante: el sátrapa Enrico Baj ya
advirtió, hace algo más de dos décadas, que “la contemporaneidad, lo cotidiano,
están empapados de ciencia ‘patafísica”; y José Manuel Rojo lo reconoció
posteriormente en el prólogo a la edición española de su libro. Sin duda,
inventos como las pantuflas con linterna, el descubrimiento de las ondas
gravitacionales o la devaluación monetaria apuntan en esa dirección.
3. Si es la ciencia de las soluciones
imaginarias, ¿hacen entonces los políticos patafísica?
Esa
definición está incompleta sin la máxima de otro sátrapa, Marcel Duchamp, que
dijo algo así como “no hay solución porque no hay problema”. La circularidad de
su argumento evoca a la panza de Ubú; no es de extrañar que evite el silogismo
por su resonancia aristotélica. En realidad los políticos se parecen más a ese
simpático tirano (“capitán de dragones, oficial
de confianza del Rey Venceslao, en posesión de la orden del Águila Roja de Polonia
y antiguo rey de Aragón”) que al doctor Faustroll, de cuyas sabias enseñanzas
nació la Ciencia que hoy divulgamos. No ha habido en la historia de Europa un personaje
más ubuesco que Berlusconi: de hecho, recordando una anécdota muy divertida de
nuestro viaje exprés a París, encontramos por casualidad –sería más
preciso hablar de sicigia- un ejemplar de la revista Marianne que
contenía un artículo maravilloso firmado por Darío Fo, titulado “Berlusconi a
décervelé l’Italie” (“Berlusconi ha descerebrado Italia”).
4. ¿Qué solución patafísica le daríais a
un problema, por ejemplo, como el actual vacío de gobierno?
El único
régimen que satisface las exigencias del patafísico es la anarquía.
5. Fernando Arrabal es uno de los
‘sátrapas’ más conocidos. ¿Qué requisito se necesita para ser un patafísico?
¿Puedes iniciarte tú mismo o, como vosotros decís, “te cooptan”?
Nuestros
estatutos dicen que el género humano está compuesto enteramente por
patafísicos, de modo que la única función del Collège –una sociedad de
investigaciones sabias e inútiles– es reunir a aquellos que lo son
voluntariamente, es decir, los patafísicos conscientes. A estos les basta con
pagar una phynanza anual, que incluye además de la inscripción el
derecho a recibir su revista y múltiples publicaciones internas, a participar
en cualquiera de sus manifestaciones públicas o privadas, etc. Se empieza en el
escalafón más bajo (como auditeur o correspondant) y, en función
de los méritos, los títulos pomposos van llegando. En el caso de los sátrapas
es distinto: suelen ser escritores, artistas o científicos muy importantes que,
aun ignorando qué es la ‘patafísica, reciben tal honor. El problema de esta
jerarquía inicialmente paródica es que algunos han querido tomársela en serio,
por eso creemos que el futuro está en los institutos y no la ‘matriz’ parisina.
6. La patafísica, al contrario que el surrealismo,
que fue coetáneo, no tiene una voluntad de transformar el mundo. Sin embargo,
una de las obras más emblemáticas, Ubú Rey, de Alfred Jarry, es una crítica a
las tiranías y los tiranos. ¿En realidad no hay ninguna voluntad política en la
patafísica?
Uno de
nuestros principios fundamentales es el de la imperturbabilidad (lo que
estoicos y epicúreos llamaron ‘ataraxia’): al aceptar los principios de
equivalencia universal y unidad de contrarios, parece una consecuencia
necesaria. Si todo es lo mismo, ¿qué sentido tiene querer cambiar las cosas?
Ahora bien, esta lectura aparentemente reaccionaria tiene denominación de
origen. Son nuestros colegas franceses quienes han despojado a la ‘patafísica
de todo su potencial emancipador, mientras que en Italia el arte no ha dejado
nunca de ser comprometido. Baj, situacionista antes que patafísico, concebía
nuestra doctrina como un “mecanismo de resistencia psíquica” y veía en la
imaginación fantástica “la mejor arma de defensa para preservar la autonomía
del pensamiento”. Los mass media, la sociedad de consumo y la
tecnociencia como ideología fueron los objetos más frecuentes de sus críticas.
Lo cierto es que Jean Baudrillard hizo grandes aportaciones en este campo (“El
sistema de los objetos”), casi tan valiosas como las de Umberto Eco. Nosotros
nos hemos centrado en la cuestión del género: hay un vínculo muy estrecho entre
el feminismo postidentitario/queer y nuestra propuesta epistemológica.
7. Respecto a Jarry, resulta un personaje
fascinante. Como por ejemplo, la historia de que paseaba con un revólver por la
calle, el mismo que luego Picasso llevó. ¿Para vosotros ese revólver es un
símbolo, una anécdota más o algo que todo sátrapa debería llevar encima?
Las anécdotas
sobre Jarry, una especie de Diógenes moderno, son interminables. Nos encanta la
del cure-dent: su última voluntad, lo que rogó a sus amigos justo antes
de morir, no fue otra cosa que un mondadientes. Esto, como ocurre con los
filósofos cínicos, es también parte de sus enseñanzas. Sobre el revólver… Es
curiosa la fascinación que despertaron las armas entre patafísicos y
surrealistas; André Breton escribió que “el acto surrealista más
puro consiste en bajar a la calle, revólver en mano, y disparar al azar contra
la multitud”. Jarry sólo lo usaba para ligar.
8. La patafísica ha tenido sus periodos de
‘ocultación’ y ‘desocultación’. ¿Estamos viviendo ahora un renacer patafísico,
que es casi cuántico y un absurdo total? ¿Por qué hacer patafísica en el siglo
XXI?
El período de
ocultación duró unos cinco lustros (1974-2000) y fue instaurado por Opach, Vicecurador
durante la tercera magistratura, tras la muerte de un alto número de miembros y
su notable desdén por los diplomas y las reuniones. Desde la desocultación no
hemos podido estar más activos: se han nombrado decenas de sátrapas, la Viridis
Candela sigue publicándose cada tres meses y, hace relativamente poco, se
celebró una fiesta de año nuevo -143, según nuestro calendario- en París. Fuera
de Francia los institutos se extienden como una ETS, y se han publicado
numerosos ensayos sobre ‘patafísica en varios idiomas. Esto se explica por la
vigencia de muchos de nuestros planteamientos: si ya en el siglo XIX hubo un
marica opiómano que criticó el modelo científico por totalitario, los hijos de
la era tecnológica tenemos razones de mayor calado.
9. Boris Vian o Jean Genet fueron
‘cooptados’ como sátrapas, pero sus obras son eminentemente crudas, lo cual
contrasta mucho con una idea de la patafísica como algo más metafísico,
teórico, poco descarnado. O tal vez tenga una idea equivocada…
De la
‘patafísica hay tantas versiones como patafísicos hay en el mundo: ninguna
tiene privilegios respecto a otra. Por el podio han pasado matemáticos (Benoît
Mandelbrot), filósofos (Jean Baudrillard), artistas (Joan Miró), dramaturgos
(Eugène Ionesco)… que no podrían haber tenido menos en común, y sin embargo se
consideró que la obra de todos ellos estaba impregnada de Ciencia. Arrabal
lleva años proponiendo a sus amigos Kundera y Houellebecq pero no cuenta con la
aprobación del Corps des Satrapes, una pena.
10. Joan, la protagonista de la canción de
los Beatles ‘Maxwell’s silver hammer’, leía patafísica en casa y la asesinaron
de un martillazo en la cabeza. ¿Se siente el patafísico amenazado por una
sociedad que no le entiende? O no le preocupa, de hecho, le gusta…
Es algo con
lo que Alfred Jarry ya contaba al formular su teoría. El capítulo donde aparece
la primera definición rigurosa termina con esta advertencia: “meditemos sobre
lo que dice el alma de la multitud irreverente sobre los adeptos a la ‘patafísica:
otros tantos locos”. Han transcurrido doscientos años desde esta declaración y
todo sigue igual: la propia palabra sigue despertando carcajadas. Ni siquiera se
menciona al hablar de Duchamp, Miró o Picasso, a pesar de la enorme influencia
que ejerció sobre ellos y de su enorme implicación en los asuntos del Colegio. Por
suerte no hay de qué preocuparse: siempre hemos tenido una vocación
minoritaria.
11. Sociedad Excéntrica es el primer
instituto patafísico de Barcelona. ¿Cuál fue su germen? ¿Cuántos sátrapas la
forman?
Sociedad
Excéntrica nació hace más de seis años como plataforma de difusión para jóvenes
creadores (fotógrafos, diseñadores, ilustradores, poetas…) que compartían
nuestro gusto por la estética retro, especialmente por el steampunk y el
dark cabaret. No fue hasta hace un par de años cuando, a raíz de la
publicación de dos volúmenes de Caja Negra y Pepitas de Calabaza, descubrimos
la ‘patafísica y lo pusimos todo ahí. Tras participar en un cabaret literario
con un discurso inaugural sobre Dildotectónica Microprostética, decidimos
constituirnos como instituto, que para nuestra desgracia no es el primero: nos
precede la Facultad de Ciencias Inútiles, aunque no hay ningún rastro de
actividad desde 2009.
12. Publicáis una revista llamada ‘Rereguarda’,
cuyo nombre ya parece un antídoto a las vanguardias. ¿Por qué la patafísica no
es una vanguardia y qué malo hay en ellas?
A pesar de
nuestro especial interés por Dadá y el surrealismo, creemos que la destrucción
del pasado conduce finalmente al silencio, y en este sentido hacemos nuestras
las palabras de Umberto Eco: se trata de regresar a él con ironía, sin
ingenuidad. Nuestro discurso (el de la ‘patafísica en general, y el de Sociedad
Excéntrica en particular) es genuinamente posmoderno. Está todo en nuestro
manifiesto fundacional:
“Todavía
queda mucho por aprender y disfrutar de la tradición. (…) El artista de
retaguardia lo sabe, por eso no reniega ni siquiera de las vanguardias, aunque
se hayan convertido en el arte oficial, pues en la medida que pertenecen al
pasado deben ser respetadas y escuchadas. Las retaguardias no se ven a simple
vista, pero ayudan a impulsar la sociedad desde su posición privilegiada.”
13.Representáis obras de teatro,
organizáis conciertos y conferencias, y editáis la ‘Rereguarda’, y además con
éxito. ¿Será que Barcelona es la ciudad patafísica por excelencia? ¿Cuál es
vuestro próximo proyecto?
La capital
sigue siendo París, aunque han aflorado institutos en lugares tan dispares como
Armenia, Melbourne, Granada y Mongolia. Aquí hemos promovido actividades que,
para sorpresa de todos, tuvieron buena acogida: en diciembre el Otro Ilustre
Colegio Oficial de ‘Pataphysica actuó en un bar de Poblenou que se llenó de
góticos, punks y miquelets (una especie autóctona de Gràcia). Otros
proyectos fracasaron estrepitosamente, como la serie de conferencias que
culminó en el Ateneu Barcelonès y que no logró reunir a más de diez personas.
Reconocemos que no es un formato apropiado; por eso ahora organizamos un
macrocongreso, algo menos solemne pero mucho más ambicioso, que reunirá a
patafísicos de Milán, Burriana, Zaragoza y Friburgo. Tendrá lugar en julio y
durará tres días: habrá una exposición titulada ‘1stuzzicadentixjarry’ (“Un
mondadientes para Jarry”), performances en plena calle, erudición y mucha
lascivia.